Un hombre bastante peculiar mira tranquilo
por la ventana del colectivo. Son las cinco y cuarto de la tarde y está sentado
como pocos pasajeros a esta hora del día. No parece ser muy alto, no es muy
gordo ni muy flaco, quizá tenga unos sesenta años o tal vez más; lleva un
pantalón café, zapatos negros de cuero, chaqueta negra de cuero, boina negra de
cuero. Demasiado negro, demasiado cuero. Un extraño bastón reposa en su mano,
es un bastón café, tiene una agarradera de cuero negro trenzado, de nuevo el
negro, de nuevo el cuero. El mango, qué es ese extraño mango, es como una
cabeza de serpiente cobra; una cabeza dorada, será de oro, acaso los ojos serán
piedras preciosas, que extraño bastón, que extraño sujeto. Acaso ese bastón
será una espada, y si lo es, porqué la
lleva, habrá matado a alguien con ella, será acaso un asesino. Para qué usa una
espada o será un simple bastón, un bastón de madera con mango dorado cabeza de
cobra, será de oro o solo una imitación. Que extraño sujeto, que extraño bastón.
Zapatos de cuero negro, chaqueta de cuero negro, boina de cuero negro, agarradera
de cuero negro; porqué tanto cuero. Quién es, qué hace, porqué usa tanto
cuero, porqué lleva ese bastón, porqué
una cabeza de cobra, por qué no una calavera de plata o de oro con ojos de rubí.
Que mal, el colectivo está lleno, ya no logro
verlo.
Vaya, ha pasado bastante tiempo, se habrá
bajado ya, y si lo hizo en qué lugar lo ha hecho, para donde irá. Se han bajado
varias personas, tal vez aún sigue aquí sentado, mirando por la ventana,
ignorando a los pasajeros, ignorando que le he observado. No está, ¿dónde se
habrá bajado?
No hay comentarios:
Publicar un comentario